Un día te despiertas y, a través de un filtro de color amarillo, observas que las montañas no están en el horizonte donde deberían.

En Corea te recuerdan con frecuencia el hecho de que aquí tienen cuatro estaciones bien diferenciadas y arquean las cejas al saber que en tu lugar de origen existen del mismo modo. Efectivamente, en el tiempo que llevo aquí he pasado la calurosa humedad de agosto, el increíble colorido otoñal, las insoportables temperaturas invernales, las lluvias intermitentes; y de nuevo, cuando creíamos que ya era el momento de disfrutar de la primavera… ¡Alerta por “hwangsa” (황사)! De verdad que este país no deja de sorprenderme.

En Corea te recuerdan con frecuencia el hecho de que aquí tienen cuatro estaciones bien diferenciadas y arquean las cejas al saber que en tu lugar de origen existen del mismo modo. Efectivamente, en el tiempo que llevo aquí he pasado la calurosa humedad de agosto, el increíble colorido otoñal, las insoportables temperaturas invernales, las lluvias intermitentes; y de nuevo, cuando creíamos que ya era el momento de disfrutar de la primavera… ¡Alerta por “hwangsa” (황사)! De verdad que este país no deja de sorprenderme.
Hoy domingo no conviene salir de casa a menos que se haga con mascarilla. No es algo nuevo, ya que estamos en la temporada “seca” (a cualquier cosa se le llama aquí seca); pero no deja de sorprender el hecho de que la desertificación de China y Mongolia te pille tan de cerca. Aunque el término “polvo amarillo” se usa desde 1945, hay constancia desde los tiempos del reino de Shilla de que, por estas fechas, vientos del desierto de Gobi y de Taklamakan cubren de polvo la península coreana, entre otros lugares de la zona. Así que hoy me toca día casero “por obligación” o… ¡Divertida mascarilla coreana! Mmm… ¡Qué elección tan difícil!


No hay comentarios:
Publicar un comentario