El Pekín hasta ahora conocido tiene fecha de caducidad. Hordas de obreros se hacen con las calles cada noche para demoler a golpe de mazo paredes que hablan y cuentan historias.
En este contexto, cualquier imagen puede convertirse en histórica de la noche a la mañana. Así es como una inocente captura de tres años atrás documenta el "resurgir" de una calle "histórica", cual ave fénix de sus cenizas. Tristemente en este caso, dejando más cenizas a su paso que las que pretendía regenerar.
Donde ponen el ojo, ponen el diente. Y al tiempo que esos nuevos "centros históricos" caen en una espiral de decadencia, la historia de muros indefensos es arrasada si piedad por las mismas manos, a la espera de una nueva y gloriosa reconversión.



2 comentarios:
¡Agh!
Y yo me quejo de que por mis proximidades geográficas no hay suficiente conciencia sobre la conservación del patrimonio...
Lleva cuidado, que cualquier día al levantarte abres la ventana y no hay calle debajo.
Vaya, me he quedado atónita...
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