
Si a alguien le quedaba alguna duda, yo le puedo dar la respuesta. Hoy me siento culpable. Tanto politiqueo en torno al trasvase estos últimos días y resulta que soy yo la única culpable de la sequía. Antes limpio los cristales de mi habitación, antes cae un chaparrón. Si hubiera mantenido la buena costumbre de transparencia 100 % durante los últimos meses, quizá a estas alturas andaríamos desbordados con las reservas hídricas. Y hoy, tras largas horas cegada por mi persiana protectora, sigo escuchando el agua chocar contra todo lo que se le pone por delante.
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