Ha habido momentos para todo entre nosotros. Desde su nacimiento en un frío día de reyes, pasando por su primera rayita contra una roca en la montaña durante su más tierna infancia, sus días de cole y universidad, sus valientes luchas en primera línea contra espadachines de diversa calaña, hasta sus últimos y desconcertantes cambios de humor debido a las idas y venidas por el globo de su infatigable compañera. Tras más de diez años de compenetrada y agradable convivencia, acaba de tener lugar entre nosotros el acontecimiento más temido: mi reloj ha sufrido daños aparentemente irreparables.
Con una lagrimita cayéndome por la mejilla yo me resisto a nuestra separación, mientras las manecillas de la pobre criatura siguen luchando con fuerza contra su jubilación anticipada, así que habrá que hacer lo imposible por que podamos continuar juntos nuestra andadura.
Me voy en busca de un médico que le ponga una escayola. ¡Que diez años no son nada y aún nos queda mucho por ver!
1 comentario:
Cristina, no sufras lo más minimo por el reloj. ¡Cierto es que ha sido un buen compañero para ti en el cole y la universidad! pero creo que podrás encontar otro que lo supla dignamente.Considero que tras haberte acompañado unos 5.256.000 minutos, se merece un descanso. Pronto comenzará una nueva etapa en tu vida y ¡que mejor que comenzarla con un nuevo reloj!
Publicar un comentario