La conversación ha ido más o menos así:
- “Llevo siglos pensando en llamarte, pero ya sabes, entre unas cosas y otras…”
- “Sí, sí, igual que yo.”
- “Bueno, de hecho llevo con ello pendiente desde el día en que se quemó la puerta aquella de Seúl. No sabes lo que me acordé del viaje. ¡Estaba seguro de haberla visto! ¡Qué bien nos lo pasamos!”
A un lado de la línea, Miky, uno de los cuatro integrantes del asalto a Seúl en los calurosos días de Agosto de 2006; al otro, yo.
A raíz de esto empiezo a rebuscar entre los mails enviados por aquella época, porque estoy segura de haber escrito la anécdota con la que Miky ha identificado la puerta sin problemas. Y… Efectivamente, ¡no lo dejé pasar! Pero ya que hoy lo hemos recordado al teléfono con unas carcajadas, ¡que quede también por escrito! Para los olvidadizos aquí sigue el mail del 25 de Agosto y para los incrédulos… el documento gráfico.
“Hoy, por fin, han caído cuatro gotas, y para un chirimiri que cae, va y nos pilla en la calle. Hemos decidido que para pasar ese pequeño chaparroncillo no había nada mejor como iniciar la búsqueda y captura de un Starbucks (que un poco de influjo occidental ¡no va naaaaada mal!), y de ahí nuestra puesta en marcha sin rumbo. Debo decir a nuestro favor que en las zonas más comerciales, das una patada y, como en todo el mundo, salen un par de Starbucks, tres Dunkin Donuts, otros tantos McDonalds y demás.
Otra puntualización, para que os hagáis a la idea de la situación, es que aquí los coches tienen una preferencia absoluta, y por lo tanto, te salen canas esperando a cruzar la calle en superficie.
Pues estábamos en uno de esos cruces, esperando bajo la lluvia, cuando un coreano pasadito de los 50 me empieza a hacer una especie de signos indescifrables; o… ¡sí! ¿¡Es eso lo que me quiere decir!? ¡Pues parece que sí! ¡Que me metiera debajo de su paraguas! Bueno…Para qué explicar más. ¡No sé quién se ha reído más; si yo, Pilar, Miky y Joan o la gente de alrededor viendo mi cara! El caso es que al final, me he mojado un poquito menos, jiji.”
La única relación con Namdaemun, la puerta que quedó reducida a cenizas hace escasos días, es que esto ocurrió en uno de los cruces que la circundan; pero es que no hay como una buena anécdota para identificar un lugar.
- “Llevo siglos pensando en llamarte, pero ya sabes, entre unas cosas y otras…”
- “Sí, sí, igual que yo.”
- “Bueno, de hecho llevo con ello pendiente desde el día en que se quemó la puerta aquella de Seúl. No sabes lo que me acordé del viaje. ¡Estaba seguro de haberla visto! ¡Qué bien nos lo pasamos!”
A un lado de la línea, Miky, uno de los cuatro integrantes del asalto a Seúl en los calurosos días de Agosto de 2006; al otro, yo.
A raíz de esto empiezo a rebuscar entre los mails enviados por aquella época, porque estoy segura de haber escrito la anécdota con la que Miky ha identificado la puerta sin problemas. Y… Efectivamente, ¡no lo dejé pasar! Pero ya que hoy lo hemos recordado al teléfono con unas carcajadas, ¡que quede también por escrito! Para los olvidadizos aquí sigue el mail del 25 de Agosto y para los incrédulos… el documento gráfico.
“Hoy, por fin, han caído cuatro gotas, y para un chirimiri que cae, va y nos pilla en la calle. Hemos decidido que para pasar ese pequeño chaparroncillo no había nada mejor como iniciar la búsqueda y captura de un Starbucks (que un poco de influjo occidental ¡no va naaaaada mal!), y de ahí nuestra puesta en marcha sin rumbo. Debo decir a nuestro favor que en las zonas más comerciales, das una patada y, como en todo el mundo, salen un par de Starbucks, tres Dunkin Donuts, otros tantos McDonalds y demás.
Otra puntualización, para que os hagáis a la idea de la situación, es que aquí los coches tienen una preferencia absoluta, y por lo tanto, te salen canas esperando a cruzar la calle en superficie.
Pues estábamos en uno de esos cruces, esperando bajo la lluvia, cuando un coreano pasadito de los 50 me empieza a hacer una especie de signos indescifrables; o… ¡sí! ¿¡Es eso lo que me quiere decir!? ¡Pues parece que sí! ¡Que me metiera debajo de su paraguas! Bueno…Para qué explicar más. ¡No sé quién se ha reído más; si yo, Pilar, Miky y Joan o la gente de alrededor viendo mi cara! El caso es que al final, me he mojado un poquito menos, jiji.”
La única relación con Namdaemun, la puerta que quedó reducida a cenizas hace escasos días, es que esto ocurrió en uno de los cruces que la circundan; pero es que no hay como una buena anécdota para identificar un lugar.
