martes, 20 de noviembre de 2007

Los iluminados

Quizá sea yo la que me equivoque, o puede que sea el mundo el que se haya vuelto loco, pero según mis cálculos aún queda más de un mes para el día de Navidad.

Hasta tal punto hemos llegado que incluso del calendario me han hecho dudar. Pero es que después de un UN MES Y MEDIO de serena convivencia tras su inesperada aparición frente a mi ventana, hoy las luces de navidad han empezado a brillar. Y digo yo… ¿Pasarían desapercibidas las citadas fiestas si ayuntamiento y comercios no nos prepararan con tanta antelación? Yo creo que NO. Como propósito del año nuevo… Menos campañas de ayudas a los necesitados y más coherencia; que con la energía que se dejara de derrochar a más de uno se podría alimentar.

sábado, 17 de noviembre de 2007

Curso avanzado de patronaje



Mención especial al hecho de que hoy, por primera vez en mi vida, me haya comprado unos pantalones que no necesiten un “reajuste” en los bajos. ¡Milagro! ¡Milagro! ¿Será que fueron concebidos como piratas para la clientela habitual? ¿Será que el universo ha sido invadido por un ejército de enanitos de mi estatura? ¿Serán prendas con tara que han pasado desapercibidas? ¿Y cómo podré afrontar el comprarme unos pantalones y poder estrenarlos al instante? Ufff… Demasiadas incógnitas. No encuentro explicación. Dejo abierto el frente a posibles sugerencias pero sigo sin acabar de comprenderlo.

viernes, 9 de noviembre de 2007

Volver

“Esta mañana muy tempranico salí del pueblo con el hatico, y como entonces la aurora venía yo la recibía… Cantando como un pajarico… Esta mañana muy tempranico…”

Con escenas similares a la que acompaña a esta zarzuela en “Volver” debieron amanecer miles de pueblos a lo largo y ancho de la geografía española hace ahora una semana. Y es que la celebración del día de Todos los Santos y el de los Fieles difuntos (1 y 2 de Noviembre respectivamente) no solo deja cementerios pulcros, relucientes y llenos de flores sino también mujeres agotadas y medio acatarradas como mi yaya, que de tantas horas pasadas a la intemperie no tenía ni ganas de hablar. ¡Asunto grave donde los haya! ;P

El caso es que… ¡qué mejor momento que la semana pasada para disfrutar por enésima vez de esa gran película! No sé cuántas veces la he visto y tampoco si algún día me cansaré de presenciar la escena entre la Raimunda y la Sole: “¿Hay más cosas que yo debería saber, que no sé?” “¡Mogollón!”, o de las inolvidables intervenciones de la Agustina: “¡Que la maría es mía! ¡Mirad lo hermosas que están las plantas!”.

Como obra de arte que es, allí estuvo en Seúl colgado en la pared entre fotos de familia, amigos y otras cosas durante un año entero. Por eso me ha parecido que ya era el momento de devolverle el huequito que se merece, y como las paredes son dadas a los cambios… ¡Mucho mejor aquí!

(Cuelgo el cartel coreano y no el original porque fue esa variante la que me acompañó durante tanto tiempo.)


miércoles, 7 de noviembre de 2007

Historias efímeras empapelan la pared

El interés por las cosas es un ciclo cerrado; un pez que se muerde la cola. Si no, ¿cómo se puede explicar el que Zaragoza esté empapelado de carteles anunciando una exposición de cerámica contemporánea coreana en Muel? ¿No será que cosas como esas ya se organizaban y era yo la que pasaba la vista por encima de ellas sin detenerme? Mmm… ¡Probablemente sí!

Hecha esta reflexión solo espero que los años me lleven a interesarme por muchas cosas más, ¡porque vaya tristeza pensar en la de maravillas que me puedo estar perdiendo!

(En la imagen, dos chicas sorprendidas probablemente por causas muy diferentes aunque provocadas por un mismo detonante)