lunes, 31 de marzo de 2008

Escapada reveladora

Quizá sea yo la que pasa por encima de las cosas sin pararse demasiado a pensar en ellas, pero sinceramente, ¿alguno de vosotros, zaragozanos, había pensado alguna vez que el nombre de Ranillas podía provenir de ranas? Si fuera el meandro de ranicas… ¡Pues aún! Pero Ranillas… ¡Vaya sorpresa!

Ni más ni menos que un inglés ha tenido que hablar para que yo me enterara de ello. Y sin embargo, por lo que he podido comprobar, seguro que a otros ya les había llegado la noticia.
Tere, Esperanza, Luis, Juan: ¿echasteis a suertes la aparición como extras en el vídeo?
Segunda pregunta: ¿Cómo puede ser que pasara un equipo de rodaje por la Miguería y por Tabernillas y no coincidieran conmigo? ¿Irían entre semana? … misterios de la vida.
Tercera pregunta: ¿alguien toma churros en un brunch? ¡No hombre, no! Primero viene el desayuno y después el aperitivo; justo, justo para llegar a la comida con algo de hambre todavía. Y si me apuras, aún se puede meter cual cuña un cafecito con leche entre medio; pero perderse una cosa por la otra ¡jamás!

Y si el reportaje termina con Delicias será por las gratas sorpresas que le haya podido proporcionar la escapada; que si tiene que ser por la estación en sí… ¡Vamos buenos!
De todas maneras, siempre se disfruta escuchando al foráneo ensalzar algo querido, así que… ¡Gracias por estos minutillos!

Video entero en la página del Independent:

http://www.independent.co.uk/extras/sound-and-vision/?vid=795513

domingo, 23 de marzo de 2008

Viernes Santo en la ciudad condal

Todos sabemos que el éxito en la búsqueda por Internet depende no tanto de la paciencia como de la pericia para dar con las palabras mágicas.

Pues no debía andar yo muy fina estos días, porque mi objetivo se me resistió como pocos hasta el momento. Acuciada por el inminente fin de la semana santa, dejé de lado la búsqueda virtual para lanzarme a la física. Y es que años de entrenamiento en la escena semanasantera hacen desarrollar a una el olfato al acecho del incienso y el oído a la captura de trompetas y tambores.

El caso es que, con la huída de los autóctonos en busca de nieve y buen tiempo, y la consecuente invasión de hablantes de indescifrables lenguas, la cosa se complicó más de lo esperado. Confusión y desorientación, ante todo, era lo que reinaba; pese a los esfuerzos de los asiduos por imponer silencio. Al final, la experiencia mereció la pena e incluso llegué a ver a la Esperanza Macarena bailando bajo el palio para acercarse al Señor del Gran Poder al ritmo de “¡Guapa!, ¡guapa!”.

¡Cuántas sorpresas me depara esta ciudad! Eso sí, las flores del cristo… Blaugranas, ¡no podía ser menos! Y en palio de la virgen… ¡el escudo de Barcelona!