Todos sabemos que no apreciamos las cosas hasta que nos faltan; y aún así no llegamos a ser conscientes del todo.
Desde que volví a España no he hecho demasiadas fotos, y en las pocas que tengo de estos meses domina un aspecto por encima de los demás: el color azul. No puedo resistirme a hacer fotos del cielo. Cada día amanece con una claridad espectacular, y los días en los que me falta se añade a su ausencia una cierta melancolía por el recuerdo de Seúl. Es curioso que lo que antes me parecía un día bochornoso con neblina y resol ahora sea ahora sea un homenaje a los días seulitas.
Jamás me imaginé que se pudieran echar de menos por igual dos polos tan opuestos.
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